jueves, 16 de marzo de 2023

Relatos de una abuela popoloca

Relatos de una abuela Popoloca 


A una recién parida: 


Mmm mija come, ya no llores, come,

el angelito ya esta con tata dios.

Bien que se te dijo, el enemigo siempre anda afuera,

por eso las criaturas deben dormir bien protegidas,

envueltas en una camisa del hombre que esté al revés,

o unas tijeras abiertas justo arriba de su cabecita.

un sombrero cabeza arriba, así, el nahual o la nahuala

no podrán llevarse al angelito.

La desdichada joven empezó a sollozar otra vez en

silencio.

Mientras se acomodaba el rebozo  que le habían puesto

en el temazcal para cerrarle la cadera.

El viento seco venía de San Miguel Zozutla,

expandía por todo el pianito la voz chillona del rezandero

del pueblo, que había empezado el rosario por el alma

del recién nacido, atacado por seres oscuros,

los seres de la noche.


Salgaan salgaan salgaaann, 

Animas en penaaa,

Que el rosario santooo,

Rompe sus cadenaaas 


 


viernes, 25 de noviembre de 2016

El mezquite y el tesoro



Allá va corriendo con los pies ensangrentados, el corazón dando tumbos que suben a la cabeza, que le embotan los sentidos. A veces se detiene para respirar pesadamente por la boca. Pela bien los ojos llenos de lagrimas que arden como chile, por el cansancio, por las noches sin dormir, por su vida toda.
Recuerda cuando fue tomado prisionero y llevado a la cárcel de madera y red donde ponen a los prisioneros de guerra. A el no tenían que obligarlo a comer, comía y bebía con gran apetito, aunque sabia que muy pronto seria sacrificado y después comido. Al menos se iría con el buche lleno. pensaba en esos días.
Pero logro escapar; como de muchas batallas lo había hecho.

Matar y morir era cosa natural, pero hoy es todo diferente. La llegada del hombre extraño, *de carnes muy blancas, de barba larga y cabello amarillo hasta las orejas. Con sus perros enormes con ojos fieros, algunos manchados de color, como tigres. Y sus enormes bestias, como venados, tan largos como los techos. Que soportan en sus lomos a hombres vestidos de hierro. Hierro en sus cabezas, sus espada, sus arco, sus escudo. Hierro sus lanzas*
Cuentan que hicieron gran matanza en cholula, en la gran tenochtitlan. Destruyen todo a su paso. Matan guerreros, despedazan mujeres, niños. Destruyen templos, códices. No dejan nada en pie.

Arrecia el paso cuando recuerda que ya no tiene casa, ni familia, sus hermosos hijos fueron masacrados, junto con su mujer, esa dama que esperaba con ansia su regreso, recuerda el día que llego con una descalabradura. Y ella diligente le lavo la herida con orines calientes, exprimió una penca de maguey asada sobre la herida, junto con la hierva natlaxcuitl.
Arrecia mas el paso, corre con el viento. Ya no existe la sabia mujer, sus bellos hijos. Los guerreros, los sacerdotes y sus códices. Todo a sido destruido. Quiere morir; hacer frente a los hombres vestidos de hierro que vienen a lomo de venado. Pero tiene que seguir corriendo. En su corazón lleva un secreto que debe ser guardado.

Ya pardea la tarde, quiere detenerse a comer algunas hiervas. Pero recuerda que solo vive para guardar un secreto. Resuella con ansia y sigue, la serranía parece en calma, no hay ruido y eso lo pone alerta, camina con precaución mirando para todos lados.
Una sensación extraña lo invade, siente ojos que lo miran, no los ve. Pero cientos, tal vez miles de ojos lo miran. Brotan de la noche, del cielo estrellado, de entre los mezquites.
La presencia se hace mas grande, imponente. Cierra los ojos y se entrega, sabe que no es el enemigo. Algo le dice que puede confiar.
Entonces una voz omnipresente habla:

No tienes que correr mas, tu secreto esta a salvo. Ya lo hemos protegido’’
El quiere preguntar pero no puede. Solo piensa:

?Quien podría guardar mi secreto?

La voz responde:

Nosotros, los guardianes de esta tierra. Los que hacen crecer los jilotes de maíz. El maguey, la pipicha, las tunas de colores.

La voz continua: Has llegado a tierra segura, donde tu secreto permanecerá por siempre. En este lugar, en alguno de estos milenarios mezquites, reposara tu alma junto con el secreto de tu corazón, que conoce el lugar exacto donde fue enterrado el gran tesoro de nuestros ancestros. Inmensa cantidad de oro. Incontables piedras preciosas. Exóticas pieles que contienen la sabiduría de nuestro pueblo. Que fueron ocultas de la vista del hombre blanco.
Un hechizo mágico lo protegerá de los extraños. Y solo sera revelado a algún hijo legitimo de esta tierra, a algún heredero del futuro que lo merezca.

El hombre respiro aliviado, pelo los dientes con alegría. Y cayo desfallecido cara a tierra. Murió al instante. Tal vez ya estaba muerto antes de caer. Entonces una enorme cantidad de serpientes envolvieron su cuerpo, tomaron su corazón. Y se enredaron en un mezquite. Ahí quedo el valioso mapa que guardaba, resguardado por un encanto de los dioses de esta tierra.

Cientos de años han pasado y todavía en Yehultepec y sus pueblos, los leñadores buscan el árbol encantado. Algunos cuentan que han dado con el. Dicen que es un mezquite, otros dicen que no se sabe, puede ser un huizache, un izote o una cucharilla. Los que lo han encontrado juran que es duro como una piedra.
Que el hacha revota, y se rompe el machete. Y si siguen golpeando y no son los elegidos, una gran cantidad de serpientes sale del tronco, son las hijas de la gran serpiente emplumada. Y atacan a los intrusos. Solo quien sea el digno heredero de estas tierras vendrá con el conjuro mágico que le darán las voces de la noche, y Tendrá acceso a tan magnifico tesoro.
Los ancianos están seguros que ahí esta, aunque no se sabe donde. Ni siquiera si es un mezquite o algún otro tipo de árbol, ahí esta, en algún lugar esperando al elegido.


sábado, 23 de abril de 2016

El tesoro de los Teteles

 El viejo sorbe un trago mas de su aguardiente de tejocote, hace una larga pausa y dice:
-Si mijo si quieres ser rico, el día de San Juan, ningún otro día.
Ese día tienes que estar allá en la madrugada. En medio de los Teteles, esas ruinas que están rodeadas por los cerros. Y si tienes suerte se te va a aparecer un tianguis bien grande. Se vende de todo, hay gente cambiando su mercancía comprando y vendiendo.

Pero tu no hables con nadie; si hablas con alguien allá te quedas atrapado para siempre.

Solo miras el mercado, caminas entre los puestos y los marchantes que ofrecen sus animales, su comida. Y solo si tienes mas suerte, vendrá a ti un caballero con una gran capa, plumas en la cabeza una lanza y escudo, dicen que es un guerrero de la antigüedad; te hará una señal para que lo sigas. Entonces tu lo sigues, te llevará a un lugar de inmensa riqueza. Dicen que hay oro, mucho oro y todo tipo de joyas. Entonces tomas lo que quieras y regresas sin decir palabra.

A partir de entonces tendrás dinero y suerte en la vida. Y podrás regresar todos los años que quieras mientra vivas. Pero cuando mueras tu alma les pertenece, no descansaras en paz; tu alma sera de ellos, serás uno mas del mundo de los fantasmas que vagan por la eternidad.




















                                                El tesoro de los teteles 2
                                                  El tiempo se detiene

El joven estudiante se estremeció al escuchar la última sentencia del viejo. Miró al anciano a los ojos que brillaban intensamente con el reflejo de la luz de la tarde y preguntó: ?Por que no hay que hablar con nadie allá en los Teteles?

El viejo agacho la cabeza pesadamente, era como si le pesara cargar recuerdos de tantos años. Contestó casi como en un susurro:

-Porque si hablas con alguien te quedas atrapado en sus mundo.
Cuentan que hubo una vez en el pueblo un hombre muy rico. Pero nunca nadie lo miro trabajar, tenía una gran casa con sirvientes , alguien de los que lo habían conocido antes le pregunto que había hecho para tener tanto dinero. Entonces el rico contestó que podía llevarlo a las ruinas de las pirámides por oro-. El hombre sin creer la leyenda que había escuchado acepto la invitación.

Una tarde noche el rico llegó por él, caminaron por las veredas de los cerros, y sí; ahí estaba el tianguis, llegó el guerrero y el rico lo siguió, díjo al curioso que esperara, tal vez y al regreso el guerrero lo invitaba a seguirlo a él.

Cuando el curioso estuvo solo, miró a todos lados, vío unos hombres bebiendo y pensó: -también aquí tienen fuerte -. Pidió una copa de aguardiente y se dispuso a beber.

Al rato llegó el hombre rico lo tomó del brazo y lo sacó de ahí, asombrado el curioso preguntó que pasaba.
Ya en este mundo, camino de regreso al pueblo el rico dijo:
-Tu familia me a estado acusando todo este tiempo de haberte perdido, y me exigen tu regreso. Pero yo no sabia donde te habías metido, cuando regrese de donde me había llevado el guerrero, ya no estabas, me canse de buscarte y me fui, volví varias veces pero pensé que te habías perdido para siempre, por suerte, en este regreso te encontré. Hoy vuelves a nacer. Vuelves a la vida de regreso del mundo de los fantasmas-.


Intrigado el curioso dijó: -!Dios guarde! y yo ni mi aguardiente me dio tiempo de beber-.



lunes, 7 de septiembre de 2015

La dama de la Barranca Yahutecana



Dicen que sucedió durante la invacion mexica, cuando la guerra fue especialmente despiadada.
Entonces; todos los pueblos del señorio fueron llamados a la guerra para expulsar al enemigo. Una mañana despiadadamente fría, salio de Yehualtepec un grupo de varones naturales del lugar, dispuestos a expulsar a los invasores. Entre ellos estaba un joven recién casado con la dama mas bonita del pueblo. La joven esposa no quería que él fuera a la guerra. Pero pelear contra el enemigo era un honor. El marcho alegremente. Ella quedo muy triste, con la esperanza de ver a su esposo volver.

El tiempo pasó; el ejercito local fue derrotado. Muchos valerosos guerreros fueron tomados prisioneros, y después comidos por los invasores.

La joven esperaba todos las tardes el regreso de su amado. Pasaron días, semanas, meses. Pero ella se negó a aceptar que su esposo ya no estaba en este mundo.
Todas las tardes, sin falta; vestia enagua larga de manta blanca, blusa blanca con bordados en el cuello, y cubría su cabeza con un rebozo también blanco. Salia a esperar a su amado. Dicen que le hablaba a las nubes, que le sonreía al viento, que lo llamaba con sus hermosas manos, le decía: ven querido mio, sígueme.

Los sacerdotes del pueblo, al ver tanto sufrimiento, decidieron implorar al dios del inframundo. Para que se apiadara de ella, y la llevara a reunirse con su amado.
Así; una tarde, cuando ella salio a esperar vestida de blanco. El dios de la muerte acompañado por una nublazon negra, como un desfile de lo macabro, paso por ella para reunirla con su amado.
Pero el buen dios quiso que este inmenso amor fuera recordado para siempre, y creo un anima, que vagara en busca de su amor.

Desde entonces; cuando algún hombre del pueblo sale de una fiesta a altas horas de la noche, y a tomado sus copitas. La puerta de los mundos, que separa los vivos de los muertos se habré. Y da paso a una mujer vestida de blanco, que camina por el jaguey sabino, rumbo a la barranca Yahutecuana en dirección al camino viejo a Zuzutla y San Mateo Tlacomulco. Ellos juran que la mujer los apalabra, que les sonríe, que con su mirada dice: ven querido mio, sígueme. Y que con sus hermosas manos les hace señas para que la sigan.

Entonces a los borrachitos les surge el irresistible deseo de seguirla, y van tras ella. Pero por mas que arrecian el paso, nunca la alcanzan. Y si por la apuracion de seguirla no miran el suelo que pisan, pueden llegar al borde de la barranca y caer por el desfiladero. Muchos han caído por lo mas profundo, otros solo sufren magulladuras y descalabros, entonces vuelven a casa sobrios, recordando que esta es una lección a los vivos. De que no hay nada mas fuerte que el amor.


Dicen que fue en ese tiempo, la verdad nadie lo sabe de cierto. Pudo ser en cualquier otro tiempo mucho mas remoto.
reloj, foto: Aldo Uchiha

sábado, 15 de agosto de 2015

El burro sin cabeza



Con la llegada del hombre blanco y barbado, llegó el terror y la muerte. Hacían grandes masacres en los pueblos donde llegaban. Los antiguos dioses fueron desterrados, sus templos destruidos, y sus sacerdotes torturados y asesinados.
Los hermosos códices que contaban la historia de estás tierras, fueron incinerados en hogueras publicas, en ofrenda al dios crucificado.
Una tarde, un viejo sacerdote de la antigüedad, que sabiamente había mantenido en secreto su oficio. Miraba impotente como su pueblo era obligado a levantar una iglesia. Un templo al nuevo dios. Su cara serena ocultaba el llanto de su corazón.
Caminó a su refugio secreto entre los cerros, dispuesto a hacer que la historia de su pueblo y sus dioses, no fueran olvidados. Usò el poder de los dioses de está tierra, y elaboro un encantamiento.

Detrás de la iglesia que se construía, en honor al dios de los recién  llegados lanzó  unas palabras mágicas al viento, para que en noches sin luna, y en total silencio, se viera el andar de un burro, pero sin cabeza, que siguiera a los caminantes nocturnos. Seguido de un viento macabramente frío, cargado de miedo. Para que cuando estos hechos fueran contados, todos recordaran que una vez un pueblo fue cruelmente destruido. Con sus templos, sus códices, sus jícaras abrillantadas con hueso de zapote amarillo. Y sus hombres que vestían con mantas blancas, muy buenas y galanas.

Desde entonces; los que caminan en la noche, por las calles que se encuentran a espaldas de la iglesia, cuando no hay luna y reina el silencio. Sienten una extraña compañia, escuchan pasos en el silencio de la noche. Y al voltear ven a primera vista un burro, pero cuando este se acerca mas, descubren aterrados, que no tiene cabeza. Entonces un viento frió inunda el ambiente. Es el viento macabro del miedo.
Los asustados corren despavoridos, en dirección a la cruz del jaguey. Por que solo ahí cerca de la cruz, la visión desaparece, el burro sin cabeza no puede seguir, y el miedo no cala mas.

El jaguey ya no existe, el burro sin cabeza sigue caminando. Y la cruz del jaguey sigue ahí, auxiliando a los caminantes de la noche.
Cruz, ex jaguey de la iglesia. foto: Aldo Uchiha




viernes, 31 de julio de 2015

El guardián de la Chichipica

                               

Era el tiempo de la canícula, cuando el sol es mas despiadado con esta tierra, después de una larga jornada entre los cerros, el aguador diviso la boca de la cueva. Finalmente había llegado a la chichipica, un pequeño nacimiento que había dado agua al pueblo a incontables generaciones desde la época prehispánica, quien sabe y seria por este ojo de agua que los nahuas decidieron quedarse aquí, y fundar un pueblo.

Antes de entrar se recostó frente a la pequeña fuente que recoge el agua del nacimiento, se quito el viejo sombrero de palma y aflojo el huarache que le molestaba. Bebió lentamente, removió las hojas que obstruían el libre fluir del liquido, y provocaban que este se desparramara por los cerros. Vio que empezó a fluir por el canal que llegaba al pueblo y sonrió; había hecho su trabajo, dentro de un rato más agua estaría llegando al pueblo. Volvió a beber y aspiro el hermoso silencio de la naturaleza.
Cuando desde dentro de la cueva un ruido ensordecedor rompió ese silencio, era como una inmensa corriente de agua desbordada. Volteo la cabeza y miro a la cueva que seguía quieta, inalterable. Quiso entrar pero un miedo indescriptible invadió su cuerpo.
De pronto; otro ruido similar invadió el ambiente. Sí, era una gran corriente de agua desbordada que amenazaba con inundar todo. Esta vez unos pájaros salieron volando despavoridos de los guajes de alrededor.
El aguador se puso en pie de un salto, calzo su huarache izquierdo con sombrero y machete en mano se dispuso a abandonar el lugar. Al girar para tomar el camino de regreso miro a un hombre sentado en una piedra, parecía cómodo, con voz pausada pregunto:
?por que te vas tan asustado?
El aguador casi al borde de la histeria pregunto también:
?Quien eres? De donde saliste? Que quieres?
El hombre extraño volvió a hablar:
Yo no salí de ningún lado, vivo aquí, soy de aquí. Soy el guardián de este lugar. Se me a dado el poder sobre este preciado lugar para tu gente, yo puedo hacer que los tuyos vivan en la abundancia o mueran de sed.
El aguador solo pudo abrir la boca con asombro, el extraño siguió hablando:
Si quieres que un río caudaloso salga de este lugar, lo único que tienes que hacer es traerme siete niños, yo necesito siete espíritus pequeños, siete inocentes deben ser sacrificados en este lugar, y tu pueblo nunca mas volverá a tener sed.
Sacando fuerzas de solo dios sabe donde, el aguador azoto su machete contra una roca y camino, sintió que mas rápido que el viento.
Llego a la entrada del pueblo bañado en sudor, justo donde un grupo de mujeres peleaban por el turno para llenar sus cantaros de agua. Una de ellas grito:
Aguador, esta llegando muy poca agua al pueblo ?cuando vas a hacer bien tu faena?
El solo apretó el paso para llegar a casa.

Esa tarde se sentó a mirar el día agonizar, con la vista perdida en el horizonte daba tragos a su jarro de pulque, entre trago y trago escupía con furia el suelo.
La noche había tendido ya su negro manto cuando su mujer se acerco a él y dijo:

?Y aste' que cosa le mortifica que hace rato lo miro tan preocupao?
Yehualtepec, iglesia vieja del siglo XVI
foto: Aldo Uchiha

jueves, 23 de julio de 2015

El lago encantado

Presidencia municipal Yehualtepec foto: Leo D.


Cuentan los viejos que debajo de esta tierra semidesértica de inclemente sol, existe un inmenso lago.
Dicen que hace muchos años, tantos que nadie puede contarlos,
la gente de ese tiempo vivió una intensa sequía que se prolongo por mucho tiempo. Todo el ganado y las cosechas se perdieron.
Pero a la orilla del pueblo vivía una familia un poco extraña, a la que parecía que la sequía no le afectaba, tenia ganado gordo y abundante, y casi no hablaban con nadie.
Un día; un hombre decidió espiarlos, y descubrir que los hacia diferentes. Se oculto cerca de la casa, y espero pacientemente a que la única hija de la familia saliera a pastar las ovejas.
Cuando la niña salio la siguió de lejos, cuidándose de no ser visto, ella tomo varias veces diferentes rumbos, como cuidándose de no ser seguida, hasta que llego al borde de una barranca, cerca de una gran piedra azul. Miro para todos lados, y dirigiéndose a la gran roca pronuncio unas palabras extrañas, eran como un conjuro. Entonces debajo de la roca salio agua que formo un estanque pequeño. las ovejas se acercaron y bebieron, ella también calmo su sed.
En ese momento, el hombre que la seguía no pudo contenerse mas, salio de su escondite y grito: Hey niña!
Al instante; un inmenso lago salio debajo de la tierra y devoro todo lo que ahí existía, inundo casi todo el municipio y sus pueblos, transformándolo en un gran lago.
Con el tiempo, el lago encantado volvió a las profundidades de la tierra y el municipio de Yehualtepec volvió a ser habitado.
Pero el gran lago sigue ahí debajo de esta tierra seca esperando, esperando las palabras mágicas.